Mis primeros contactos con la fotografía panorámica se remontan a mi segunda cámara. Pero no seguí aprendiendo por la complejidad del montaje con fotografías en papel. Era imposible hacer encajar las fotografías entre sí.
Con la llegada de lo digital. El proceso de realización de panorámicas está al alcance de aquellos que dispongan de la cámara y/o un programa adecuado. Simplificando la técnica hasta hacerla automática.
El resultado llega a ser impecable. Pareciendo una fotografía hecha con grandes medios.
Pero en mi recuerdo quedó una panorámica que estaba compuesta por fotografías hecha con una cámara instantánea, todas aquellas fotos en papel resultaban tan atractivas como las que se logran en la era digital. El resultado me impactó. Estamos inmersos en lo digital, con ello tenemos un grado de perfección que ni soñaban los primeros fotógrafos de la historia. Tal ver sea por esa perfección por lo que resultan aún mas evocadoras las fotografías de la época química.
Así es que me pongo manos a la cámara y me traigo del bosque de Gamueta (enlace) un montón de instantáneas. Y tiro de mi referente fotográfico actual (Poética fotográfica). En el cúmulo de fotografías veo secuencias y algún díptico.
Con ánimo renovado, me pongo manos al ordenador y construyo los panoramas y dípticos, sin otro criterio que la imagen resultante recuerda a lo que vi.
Lo que aquí trato es una simbiosis entre el modo de presentación de una panorámica como la que recuerdo y el uso de técnicas digitales.




